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LA CARIDAD de Adolfo Bouguereau. |
Me quedé dormido ayer con esta
imagen y he despertado con ella. Y me acordé una vez más que « Dios es amor, y quien permanece en
el amor permanece en Dios y Dios en él »
(1 Jn 4, 16). Con estas palabras
del apóstol amado, inicia Benedicto XVI su primera encíclica Deus Caritas Est.. Un
texto abrasador, mareante, seco, que iluminará como un rayo
de inteligencia abandonada al Señor su pontificado.
Uno de los cinco angelitos hecho carne que la madonna acoge y cobija en su misericordioso
regazo, podría pasar buenamente por mi hija. Es el que está acurrucado
bajo el faldón de la señora y nos pide desconsoladamente que le abracemos. El que busca con su mirada la nuestra para apaciguar su temblor.
El que nos mira con una distraida distancia, la de la inocencia, pidiendo caridad. Cuando el artista plasma con todo el peso de la humanidad en este
lienzo la alegoría de la caridad cristiana logra sustanciar con unas pinceladas la virtud
teologal más importante y superior a cualquier otra virtud.
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Mi hija, Noelia. |
No conocía el cuadro. Hermoso y conmovedor.
ResponderEliminarGracias por la imagen y por el recordatorio.
Encuentro una gran hermosura en el cuadro, por el motivo y por su factura.
ResponderEliminarMientras la Caridad acoge a las personas, las monedas de oro están en el suelo, tiradas y desparramadas.
ResponderEliminardecorando mi casa y barajando los posibles cuadros a colgar me encontré con este y como si me hubiese encantado estuve meses dandole vueltas y pensando en comprarlo. Ahora está en mi salón y no pasa un día que no lo mire, me transmite tanto...
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